Enseñe a los niños cómo orar usando esta herramienta creativa

Existen muchas herramientas e ideas creativas para practicar la oración con los niños. La Mano de Oración es una gran herramienta para ayudarle a recordar orar. Levante su mano derecha y comience con el pulgar, usando cada dedo como recordatorio de oración.

Usando la mano de oración.

Alabanza (este es tu pulgar): 

“Te alabaré, oh Señor, Dios mío, con todo mi corazón; Glorificaré tu nombre por siempre.” (Salmos 86:12)

Una excelente manera de alabar a Dios es pensar en Su carácter, Sus nombres, cómo es Él. Guíe a su grupo de niños a través de las letras del alfabeto, alabando a Dios por quién es. “Te alabo Dios porque eres: todopoderoso, hermoso, creador, libertador…”, y continúa a través del alfabeto.

Cantar es otra forma poderosa de enseñar a los niños a alabar a Dios. Los coros de alabanza y los versículos de las Escrituras en canciones nos enseñan y preparan nuestros corazones a nuestro Señor.

 

Agradecimiento (dedo índice): 

“Dad gracias al Señor, porque él es bueno; Su amor perdura para siempre.” (1 Crónicas 16:34)

Desarrollar una actitud de gratitud es transformador para sus hijos. ¡Dios ama la acción de gracias! ¡Los niños se emocionan cuando Dios responde sus oraciones! Fortalece su fe y confianza en Él.

  • Guíe a los niños a agradecer a Dios por sus respuestas.
  • Señale las respuestas a la oración cuando las vea.

Awana ha proporcionado muchas ideas maravillosas para fomentar la oración con los niños de su iglesia. Una de esas ideas es un cartel de oración de Dios responde. Durante su tiempo de oración, permita que cada niño escriba o haga un dibujo de una alabanza o victoria. ¡Tómese el tiempo para orar y agradecer a Dios por esas alabanzas!

 

Confesión (dedo medio):

“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo y nos perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda injusticia”. (1 Juan 1:9)

Un ejemplo de oración de confesión que podría usar con los niños es: “Padre celestial, Tú eres Santo y bueno. He pecado contra Tí. Yo _______ (en silencio le digo a Dios específicamente lo que he hecho. Estaremos en silencio mientras cada uno le contamos a Dios las cosas malas que hemos hecho). Perdóname Dios, y si hay alguien más a quien necesito decírselo, lo haré. Gracias por perdonarme, en el nombre de Jesús. Amén”.

 

Orar por los demás (dedo anular)

“Por lo tanto, confiesen sus pecados unos a otros y oren unos por otros para que puedan ser sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.” (Santiago 5:16)

Awana ha hecho un excelente trabajo al proporcionar “Calendarios de oración” que son excelentes para ayudar a los niños a orar por los demás, incluidos aquellos que están perdidos en todo el mundo. Tómese el tiempo para hacer esto fielmente cada semana. Sus propias oraciones y actitudes son un patrón poderoso para los niños que le rodean. Ven su relación con Dios y no un ritual o una repetición. 

 

Orando por tí (dedo meñique): 

“Te invoco, oh Dios, porque tú me responderás; Escúchame y escucha mi oración.” (Salmo 17:6)

En Awana, nuestro deseo es que los niños interioricen profundamente la Palabra de Dios, le pertenezcan, crean en Él y lleguen a ser como Jesús. Podemos decirle cualquier cosa, en cualquier momento y en cualquier lugar. Él siempre responderá con la mejor respuesta, la que le trae gloria. Como los padres, a veces Dios dice sí, a veces no, espera o tengo algo mejor que darte.

Una forma de “orar por uno mismo” es orar las Escrituras a Dios, estar de acuerdo y decirle sus propias palabras. El Espíritu Santo usa la Palabra de Dios (Dios hablándonos) y la oración (nuestra respuesta a Dios) para edificar nuestra fe y acercarnos más a Jesucristo.

 

Por ejemplo, Mateo 5:16: “De la misma manera, brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en los cielos”.

 

“Padre, hoy deja que mi luz brille, para que las personas que me rodean puedan verme viviendo para Tí y alabándote. En el nombre de Jesús, Amén”.


La Mano de Oración es sólo un patrón para ayudar a los niños a alabar, agradecer, confesar, orar por los demás y orar por ellos mismos. Su paciente ejemplo les dará a los niños tiempo y aliento para aprender a hablar y conocer al Padre celestial que los ama.

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