1. “¿Cómo puedo ayudarte?”
Esta pregunta comunica a sus líderes que está interesado en ellos. Hay un viejo dicho que dice: “No puedes liderar donde nunca has estado”, muy cierto en el ministerio.
Advertencia: Esté preparado. Es posible que obtenga más de lo que esperaba en su respuesta. Podría encontrarse con un líder que se sienta frustrado o que esté al borde del agotamiento. Muestre su compromiso con ellos dándoles seguimiento a lo que le han compartido.
2. “¿Puedo traerte algo?”
Una gran clave aquí es aprender el arte de la anticipación. Así como un camarero en un restaurante aprende los pedidos favoritos de sus clientes habituales, estudie a sus líderes tan bien que espere su respuesta antes de que la den. Ser capaz de decir: “Pensé que podrías necesitar esto”. ¿Puedo conseguir eso la próxima semana? Escuche atentamente y obtenga lo que le piden rápidamente.
3. “¿Cómo puedo orar por tí?”
Esta pregunta habla del significado espiritual del ministerio. Pero en las manos equivocadas, esta pregunta puede parecer cliché, como si fuera la pregunta que se supone que debes hacer. Algunas ideas para mantener las cosas sinceras:
– Ore con ellos allí mismo.
– No deje que su petición quede ahí, tenga una conversación.
– Esté preparado para darles un descanso de las obligaciones ministeriales si es posible.
– Haga un seguimiento, con un mensaje de texto o una nota. “Oye ___, quiero que sepas que he estado orando por… ¿Cómo te va?”
4. “¿Puedo compartir lo que estás haciendo?”
A todo el mundo le encanta sentirse apreciado. Una forma de mostrar su aprecio por los líderes es compartir lo que están haciendo. Tenga en cuenta que la mayoría estarán felices de permanecer fuera del radar y probablemente se mostrarán reacios a hablar de sí mismos. Así que comparta de una manera que los celebre, no sólo sus logros sino sus esfuerzos como los líderes de la iglesia, a través de las redes sociales o con otros ministerios. Tenga en cuenta que su objetivo aquí es servirles. No sólo elevar el ministerio.
5. “¿Cómo está tu familia?”
A veces es fácil para los líderes sentirse como robots ministeriales. Prevenga ese sentimiento. Conozca lo que es más importante para ellos: su familia. Aprenda los nombres de sus familiares. Escuche lo que está pasando en su vida familiar. Recuerde que después de que sus líderes cumplan su rol, regresarán a casa, al campo de liderazgo más importante, su familia.
6. “Si pudiera aliviar una tensión, ¿cuál sería?”
Cuando haga esta pregunta, es importante que se encuentre en un ambiente seguro. No le pregunten al maestro de escuela dominical que se está ahogando con niños pequeños en ese momento. Asegúrese de que se sientan en confianza, que pueden ser abiertos con usted. Esto podría significar decir: “¿Sabes qué? Puedes pensar en ello. ¿Estaría bien si volviera contigo más tarde?” Deles tiempo para que surjan problemas más profundos.
7. “¿Cómo puedo hacerlo mejor?”
En el lugar de trabajo, la mayoría de los empleados sólo conversan con su jefe cuando quieren hablar sobre el mal desempeño laboral, es decir, cómo pueden mejorar como empleado. Pero ésto es el ministerio, las cosas son diferentes. Tenga una conversación sobre cómo puede mejorar. El truco aquí es no pedirles su opinión por falsa humildad o autodesprecio. Confíe en que sus líderes pueden ayudarlo a crecer como líder.
8. “¿Qué más te gustaría hacer?”
Esta pregunta puede parecer un suicidio voluntario: “¡No puedo preguntarles qué más les gustaría hacer!” Podría perderlos, pero esta pregunta llega al corazón del desarrollo del liderazgo: ver a las personas conectarse con lo que Dios quiere para ellas. Un efecto curioso de hacer esta pregunta es que el líder se siente tan valorado que opta por quedarse. Sentirse valorado supera a sentirse ocupado cualquier día.