Cómo dar a los niños un corazón para las naciones

Aquí hay siete maneras que puede comenzar a desarrollar, para cultivar los corazones de los niños de su ministerio para las misiones, ¡que puedan ver el mundo a través de los ojos de Dios!

1. Mostrar el mundo de Dios

¡El espacio que utiliza para reunir a su grupo de discípulos es el lugar perfecto para comenzar! Haga un inventario de su entorno de aprendizaje y pregúntese: “¿Este espacio celebra la diversidad del mundo creado por Dios?” Considere colgar un mapa en la pared o mostrar un globo terráqueo para que los niños lo toquen y exploren. Úselos como herramientas para hablar sobre los lugares y las personas que Dios ha creado. Si compra juguetes o libros para sus aulas, elija cuidadosamente autores, muñecos y juguetes que reflejen a los niños de todo el mundo.

2.Haga preguntas que estimulen su imaginación

¿Alguna vez se ha encontrado cayendo en el “modo de respuesta” cuando los niños hacen preguntas sobre Dios y su mundo? Si bien usted puede sentirse tentado a dar una respuesta rápida, los niños desarrollan una comprensión más profunda cuando los involucra en la búsqueda de la respuesta.

Considere responder con una pregunta para estimular sus cerebros y guiarlos hacia su propio descubrimiento. Mientras exploran, conecte con recursos prácticos como: noticias globales y eventos mundiales actuales. Este giro en la conversación, atrae su imaginación y les permite conectarse visualmente con el Cuerpo de Cristo en un lugar que nunca han visitado.

Ayude a fomentar conversaciones reflexivas comenzando su tiempo en grupo pequeño con la oportunidad para que hagan preguntas. A medida que los niños practican hacer preguntas, comienzan a sentirse seguros para hacer preguntas más importantes que definen su vida sobre Dios y Su mundo.

3.Conéctese con el equipo misionero de su iglesia

¿Cómo está conectada su iglesia con el Cuerpo de Cristo global? Pase tiempo con su grupo de niños descubriendo las formas en que la iglesia se asocia intencionalmente con misioneros y organizaciones de todo el mundo. Piensen en cómo su grupo puede ayudar a cumplir la misión. ¡Amplíe la comprensión de todos sobre la familia global de Dios!

4. Enseñe acorde a la etapa de desarrollo del niño

Saber lo que un niño puede manejar durante su desarrollo, moldea la forma de involucrarse  con el mundo de Dios. Para ser claros, todos los niños tienen la capacidad de participar de alguna manera única en la misión.

Primera Infancia: Los niños son exploradores en esta etapa. Proporcione un entorno seguro para que tomen conciencia del mundo en general. Concéntrese en conceptos simples como orar por otras partes del mundo, escribir cartas a misioneros e iglesias, o aprender sobre un país o cultura en particular.

Infancia posterior: Los niños están listos para participar en esta etapa y les encanta aprender. ¡Usted puede ser guía de aventuras! Ayude a desarrollar una comprensión más profunda del mundo que los rodea involucrándose en actividades que los conecten con personas más allá de su comunidad cristiana. También podría organizar un partido de fútbol con niños del vecindario en un parque local, donde al mismo tiempo, puedan compartir su fe con ellos. 

Preadolescentes: Cuando llegan los años de la “preadolescencia”, son más conscientes de que existe un mundo más grande y comprenden que pueden desempeñar un papel en él. Proporcione formas de desarrollar su sentido de identidad, que se pone a prueba a través de sus relaciones interpersonales. ¡Hágales saber que son capaces de lograr cosas asombrosas!

5. Sea honesto

A medida que abran los ojos al mundo que los rodea, verán las enormes maneras en que pueden amarse unos a otros como el Cuerpo de Cristo. Por otro lado, también verán la forma en que pueden herirse dolorosamente unos a otros porque no aman como lo hace Jesús. Hable sobre esta lucha con ellos y brinde formas prácticas de aprender a caminar con Jesús. Cuando comienzan a conectar su vida con una necesidad específica, puede que eso los impulse a traer cambio y esperanza al mundo.

6. Seguir al líder

Dios usa a la gente común de maneras extraordinarias, ¡lo cual lo incluye a usted! Los niños observan lo que usted hace y se conectan con lo que les enseña. ¿Cree que puede marcar la diferencia? Uno de los mayores errores que podemos cometer es comunicar, sin querer, que las misiones internacionales están reservadas para personas excepcionales. Alerta de spoiler: no lo son. Es importante que los niños vean cómo contextualiza la Gran Comisión en su vida.

7. Háganlo juntos

¡Capacite a los niños para que tengan un impacto en su mundo a través de su diseño único y únase a ellos mientras lo hacen! Cuando se conecta con su comunidad local y con la Iglesia a nivel mundial, los niños verán el mundo tal como Dios lo diseñó: un hermoso reflejo de Él mismo.

Comparta este recurso con sus líderes y su familia de la iglesia como recordatorio de estas siete maneras de ayudar a los niños a desarrollar un corazón por las naciones.

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